En Pizza Jardín compartimos contigo el secreto mejor guardado de Roma: la più vera pizza romana:
La masa romana tiene un porcentaje de agua por kilo en torno al 55%. La masa se prepara con harina de trigo, agua, levadura, sal y un poco de aceite, ingrediente que aumenta su textura crujiente. La base de la pizza romana es más fina que la de la napolitana, con una corteza prácticamente inexistente.
Además, se hornea durante aproximadamente 3 minutos en un horno a 350-390 grados, lo que incide en que quede crujiente.
Por el contrario, la masa napolitana contiene un porcentaje de agua de entre el 55 y el 70% por kilo de harina, no lleva aceite y se hornea durante entre 50 y 90 segundos a 450-500 grados.
Las dos nos encantan, ¡pero nosotros somos romanos!
Para hacer una buena pizza se necesita un buen horno. Es la cocción rápida y a alta temperatura la que permite que la masa mantenga una textura adecuada y que los ingredientes no se quemen durante el proceso de horneado.
La buena cocción depende de la temperatura que sea capaz de alcanzar el horno y su capacidad refractaria.
¡Y nosotros sólo trabajamos con los mejores hornos!
Sólo con los mejores ingredientes se pueden hacer las mejores pizzas.
Usamos productos frescos y verdaderamente italianos, como:
Guanciale, que es una carne madurada de la papada del cerdo, parecida a la panceta.
Prosciutto Cotto: jamón cocido originario de Italia, de sabor suave y bajo en sal, cortado a mano.
Nuestros pizzaioli están entrenados y especializados en lograr las mejores pizzas romanas.
Para ello, el amasado es fundamental. Se hace a mano, dando forma de disco y sin tocar los bordes. Y es fundamental hacerlo en el momento para darle ése sabor único.
Porque igual que el pan congelado no sabe como el recién hecho, ¡las pizzas preparadas no saben igual que las hechas al momento!